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FEBRERO 2011
Actualidad Económica & Profesional

Los expertos opinan. ¿Cómo ve la coyuntura económica?

María José Prieto

Mª José Prieto Jano
Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales. Profesora Titular de Economía Aplicada. Universidad de Valladolid

Previsiones económicas y fiscales que tendremos para el año 2011

La economía española se va a enfrentar en este nuevo año 2011 a dos grandes retos, que son mantener un ritmo de crecimiento de la actividad que se encuentre en línea con la media de los estados miembros de la Unión Europea y encauzar las cuentas públicas hacia la estabilidad presupuestaria. Para ello, el Gobierno ha realizado unas previsiones para el año 2011 que consisten en alcanzar un crecimiento del Producto Interior Bruto del 1,3% y en reducir el déficit conjunto de las Administraciones Públicas hasta el 6% del PIB.

Estas previsiones son algo menos ambiciosas que las previsiones para el conjunto de la Unión Europea en 2011, fijadas en un crecimiento del 1,7% del PIB y un déficit público del -5,1% del PIB. A su vez, suponen un gran reto, puesto que mejoran de forma sensible los datos de los años pasados. En concreto, en el año 2009 el PIB disminuyó un 3,6% y el déficit público se situó en el 11,1% del PIB. Las últimas previsiones para el año 2011 son una disminución del PIB del 0,3% y un déficit del 9,3%.

Las consecuencias que podrían derivarse de un incumplimiento de los objetivos establecidos para nuestro país en el año 2011 son potencialmente muy graves, como consecuencia de la pérdida de confianza en la economía española por parte de los agentes financieros internacionales. Tanto el sector público como el sector privado españoles deben obtener financiación en el exterior para mantener su actividad, por lo que si los agentes a quienes hay que acudir para obtener financiación no confían en la economía española exigirán unos intereses muy elevados como contraprestación a sus préstamos o, simple y llanamente, dejarán de prestar. El ejemplo de Grecia e Irlanda, países que han debido acudir al mecanismo de rescate financiero establecido por la Unión Europea, muestra las consecuencias del colapso financiero: una caída de la actividad económica y del empleo y la necesidad de recortar de forma drástica los servicios públicos y las prestaciones sociales.

Junto a este riesgo a corto plazo al que se enfrenta la economía española, se encuentra otro riesgo a medio plazo de tanta o mayor gravedad. Este riesgo consiste en que la economía española no sea capaz de seguir el mismo ritmo de recuperación de la crisis que las grandes economías de la Unión Europea. En estos momentos, el Banco Central Europeo está desarrollando una política monetaria expansiva, con el fin de apoyar la recuperación de las economías europeas. En un futuro próximo, esta política monetaria va a tener que cambiar de orientación para contener la inflación, que ya supera muy ampliamente el objetivo del 2%, cambio que se producirá cuando las grandes economías europeas hayan salido de la crisis. Si en ese momento la economía española no ha alcanzado la suficiente solidez, se tendrá que enfrentar a una política monetaria restrictiva, lo que añadirá un grave obstáculo a la recuperación.

A continuación se exponen los aspectos que deben tenerse en consideración a la hora de juzgar la capacidad de la economía española para cumplir las previsiones económicas y fiscales establecidas para el año 2011.

En cuanto a la previsión de crecimiento del PIB, la principal cuestión que se plantea es la voluntad del Gobierno para adoptar las medidas de reforma que resultan necesarias para hacer crecer la productividad de la economía española. Muchas de estas medidas se encontraban incluidas en el proyecto de Ley de Economía Sostenible, presentado a finales del año 2009, pero no se han desarrollado todavía o se han desarrollado de forma muy tímida. Estas medidas, junto con la reforma de las pensiones, también anunciada a finales del año 2009, son las únicas que garantizan un crecimiento sostenible y equilibrado de la economía española. Además, son imprescindibles para romper con el mayor problema estructural de la economía española, que consiste en que nuestro PIB debe crecer a tasas más elevadas que en los países de nuestro entorno para empezar a crear empleo.

En estos momentos, parece que el Gobierno tiene la voluntad de la que ha carecido en 2010 para adoptar todas estas medidas. A esta voluntad, ayuda la estabilidad política que se deriva del apoyo en las Cortes Generales del Partido Nacionalista Vasco y del previsible acercamiento a Convergencia y Unión, una vez que los nacionalistas catalanes han recuperado el Gobierno autonómico catalán. Además, en el caso en que el Partido Popular se convenza de que no habrá elecciones generales en el año 2011, es muy probable que apoye la adopción de medidas específicas en las que esté de acuerdo.

Junto con estos factores internos que condicionarán el cumplimiento del objetivo de crecimiento económico, no hay que olvidar el factor externo de la necesaria calma en los mercados financieros internacionales. El destino de la economía española en 2011 estará marcado por las tormentas financieras que puedan producirse respecto de los países europeos a los que hemos sido asimilados: Portugal, Italia e, incluso, Bélgica. Una crisis en uno o varios de estos países puede tener un efecto contagio sobre nuestra economía con efectos devastadores.

En cuanto a los elementos a tener en cuenta respecto de la previsión de déficit público, conviene analizar cada una de las Administraciones Públicas, ya que no hay que olvidar que el objetivo de déficit público español es el agregado de los déficit públicos del Estado (incluyendo Seguridad Social), de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales.

En el caso de las Comunidades Autónomas, desde hace tiempo se ha venido exagerando el papel que tienen en el déficit público español. En primer lugar, el déficit autonómico es bajo en proporción al nivel de gasto público que gestionan y, en segundo lugar, las Comunidades Autónomas se encuentran sujetas a un férreo control de su endeudamiento y de supervisión de sus cuentas públicas por parte del Ministerio de Economía y Hacienda. Estos controles se han reforzado en los últimos meses, de lo que es muestra la publicación trimestral de la ejecución presupuestaria de las Comunidades Autónomas en la página web del Ministerio de Economía y Hacienda. Estos controles impiden que el déficit de las Comunidades Autónomas se dispare por encima de los objetivos que se fijan anualmente.

A estas medidas se debe añadir una firme voluntad de las Comunidades Autónomas para reducir el déficit público, con independencia del color político de su gobierno, que se ha puesto de manifiesto en la adopción de medidas de control del gasto en los presupuestos autonómicos para 2011.

En el caso de las Entidades Locales, su déficit conjunto es bajo, si se exceptúan los casos de algunas grandes ciudades. El régimen de control del déficit y de la deuda de las Entidades Locales es menos estricto que en el caso de las Comunidades Autónomas, ya que pueden endeudarse libremente hasta un porcentaje de sus ingresos y el riesgo de impago a sus proveedores es mayor que en las Comunidades Autónomas. Sin embargo, en 2010 se han adoptado medidas orientadas a restringir de forma extraordinaria el endeudamiento local y la morosidad con los proveedores.

En cuanto al Estado, el cumplimiento de su objetivo de déficit en 2011 depende del incremento previsto en los Presupuestos del Estado en los ingresos tributarios, como consecuencia de las medidas de elevación de impuestos, y de la disminución en los gastos corrientes y, cobre todo, de capital. El riesgo que existe es una mala evolución del empleo, que haga elevarse los gastos en desempleo, y que el Gobierno ceda ante las presiones políticas para elevar los gastos públicos, que inevitablemente surgirán en 2011.

Como conclusiones de las reflexiones anteriores puede extraerse las siguientes:

  • Las previsiones económicas y fiscales del Gobierno para el año 2011 se encuentran todavía muy alejadas de las necesidades de nuestra economía. El crecimiento previsto del PIB estará por debajo de la media europea y no permitirá crear empleo y el déficit público se situará todavía muy por encima del límite a largo plazo del 3%.
  • El pasado reciente de la economía española ha puesto de manifiesto sus debilidades estructurales y las consecuencias que se derivan de no atajar en tiempo y de forma decidida estas debilidades.
  • El cumplimiento de las previsiones económicas va a requerir un esfuerzo considerable, pero el análisis de los factores de riesgo permite ser optimistas y confiar en la capacidad de los agentes públicos y privados para superar la crisis económica.

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