Dr. Josep María Borrás. Médico. Responsable del Plan director de Oncología de Cataluña. Miembro de la comisión ejecutiva de la Red temática de investigación cooperativa de cáncer y coordinador científico de la Estrategia en Cáncer del Ministerio de Sanidad y Política Social.
Sin entrar en cuestiones personales, ¿Que motivos y/o circunstancias le llevaron a convertirse en un profesional especializado en el Cáncer?
La casualidad, empecé a trabajar en epidemiología y prevención cardiovascular, con un interés muy centrado en aspectos preventivos y, por razones de cambios dentro de la administración sanitaria, me propusieron coordinar las actividades del año europeo contra el cáncer en Catalunya, que se celebraba en 1989; acepté y desde entonces he trabajado siempre en el área de planificación sanitaria y preventiva en oncología. No he sido nada vocacional en mi decisión, más bien una serie de circunstancias me hicieron entrar en este mundo y desde entonces cada vez me ha interesado más.
¿Cúando o cómo descubrió que quería dedicarse a su profesión médica?
Medicina es un tipo de estudios y de profesión que abre un campo de acción muy variado e interesante. La biología humana siempre me interesó y por eso escogí medicina ya que me parecía que tendría más opciones, como así ha sido.
Como especialista y coordinador científico en el tratamiento del cáncer ¿ Que avances se están produciendo en este campo?
Los avances producidos en las dos últimas décadas han sido muy notables. Por un lado, hemos mejorado de forma clara nuestro conocimiento de la patología del cáncer y como consecuencia entendemos mejor que sucede y cuales son las posibilidades diagnósticas y terapéuticas. Cada vez clasificamos mejor a los tumores y sabemos adaptar los tratamientos disponibles a la situación del paciente y al cáncer, personalizando la terapia.
Por otro lado, sabemos aplicar y utilizar mejor los tratamientos que teníamos y conseguimos que tengan más eficacia. Hemos reducido notablemente la toxicidad del tratamiento del cáncer y los pacientes los toleran mejor y hemos conseguido reducir el impacto sobre su calidad de vida. Un ejemplo es el tratamiento conservando el pecho en las mujeres con cáncer de mama, que se puede aplicar en el 70% de los casos.
Sin embargo, todavía la mitad de los pacientes no sobreviven a su tumor, lo que nos obliga a continuar investigando para mejorar los instrumentos diagnósticos y terapéuticos disponibles. La clave por tanto, es aplicar bien y a todos los pacientes que se pueden beneficiar los tratamientos disponibles y continuar investigando para mejorarlos.
¿Qué consejos nos daría para una dieta orientada a prevenir el cáncer y otras enfermedades crónicas?
Todo ciudadano que quiera prevenir el cáncer debe dejar de fumar, en segundo lugar no debe empezar a fumar si no lo hace, y en tercer lugar, debe dejar de fumar. El resto de recomendaciones sirven también para prevenir otras enfermedades crónicas, como es el caso de la prevención del tabaquismo, y se pueden resumir en realizar ejercicio físico moderado (andar a paso vivo durante media hora o más cada día o, como mínimo, tres días por semana), estar delgado sin sobrepeso u obesidad, comer frutas y verduras cada día y evitar comer grasas de origen animal en cantidades importantes. Finalmente, evitar quemarse al sol, sobretodo los niños, que no deberían tomar el sol o lo deberían hacer, vestidos con ropa con algodón.
En un momento de crisis como el actual, en la que la Sanidad también está inmersa ¿cuál cree que es el riesgo real que corre el Sistema de Salud?
Obviamente, la época no es la mejor para lo que supone una parte muy importante del gasto realizado por la administración pública, y más si se tiene en cuenta que su crecimiento anual, con frecuencia, es superior al del PIB. Por otro lado, la sanidad pública es un bien muy valorado por los ciudadanos (de hecho, creo que el único por el que una parte significativa de ellos estarían dispuestos apagar más impuestos). Para completar esta perspectiva, la sanidad pública española es de calidad elevada en general.
Con estas consideraciones en mente, creo que puede existir un riesgo de morir de éxito sino sabemos gestionar bien el crecimiento de las necesidades sanitarias, separando bien el gasto necesario del no tan importante o francamente superfluo. En oncología, el coste del tratamiento es tan elevado que difícilmente se puede considerar su financiación privada. De hecho, en Estados Unidos un porcentaje significativo de la población deja de tratarse un cáncer simplemente porque no lo puede pagar. No creo que ninguna sociedad europea acepte esta situación, pero el reto de cómo financiar la innovación sanitaria y hacer sostenible el sistema lo debemos discutir como sociedad y las personas deben ser conscientes del coste que tiene un tratamiento, y por lo tanto, que solo puede ser utilizado cunado es efectivo.
Finalmente y como médico ¿en qué punto del debate cree que se encuentra en estos momentos el tema de la colegialización médica?
Mi visión de la colegiación médica es la de un colectivo que agrupa profesionales con un código compartido y conocido que permite garantizar un grado de autorregulación profesional frente a la sociedad. Además, prestan servicios a los asociados con un nivel de calidad notable. El debate sobre la colegiación obligatoria existe en la profesión aunque creo que en menor medida que hace unos años. Creo que el colegio es un espacio de debate profesional muy relevante y que este aspecto debe ser potenciado en un futuro.
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